CHINA – JAPÓN

El arte de la jardinería tiene, para los chinos, la misma consideración sagrada que la escritura o la poesía. El jardín es, a la vez, parte de su hogar y lugar de recreo, un lugar “mágico”, un cosmos en miniatura en el que se procura recrear la imagen de una naturaleza ideal. El jardín representa un compromiso constante entre las dimensiones estéticas y simbólicas. Los jardines chinos responden, por tanto, a una serie de códigos que, si se omiten, dan como resultado una interpretación muy parcial de su significado o de lo que el artista quiso expresar.

El jardín japonés (日本庭園 nihon teien?) forma parte integrante de la tradición en las casas privadas de Japón, en la vecindad de los parques de las ciudades, en los templos Budistas o capillas Sintoistas, y en lugares históricos tal como viejos castillos. Muchos de los jardines japoneses más famosos en Occidente, y así mismo dentro del propio Japón, son los jardines Zen. La tradición de la Ceremonia del Té, ha generado jardines japoneses refinados en un grado sumo de cualquier otro estilo, que evocan la simpleza rural.

Surge muy pronto, ya en la era Heian, como arte importado de China. Se desarrollará durante las eras Kamakura, Muromachi, Momoyama y el periodo Edo hasta los jardines de la actualidad.

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UAM